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La vida en el Monasterio

ENTRE EL ORA Y EL LABORA

 

La jornada de un monje empieza a medianoche, con los Maitines, ceremonia en la cual se cantan en el templo una quincena de salmos. Los hermanos están autorizados a acostarse de nuevo hasta las 3 de la madrugada, hora en la cual se rezan los Laudes, una serie de cantos de alabanza al Señor. Tras los Laudes, los monjes realizan sus abluciones en la fuente del claustro, dirigiéndose seguidamente a la sala capitular. (Este primer párrafo es meramente de ambientación, no hay que tomarlo como algo a seguir).

 

Allí, el abad o el prior organizan el trabajo del día, asignando a los monjes diversas ocupaciones. Se trabaja entonces durante las horas Prima y Tertia. A las 9 h se celebra la primera misa del día.

Tras ella, se dispone de un tiempo muerto que suele dedicarse a la meditación en el claustro o a seguir con la tarea asignada si ésta es urgente, hasta llegar a la hora Sexta (mediodía)

en la cual se celebra la segunda misa del día. Acto seguido, se come en el refectorio (comedor común) en silencio, mientras uno de los monjes lee las Sagradas Escrituras o la Regla de la Orden. Después de la comida hay un corto periodo de descanso hasta las 15 h (hora Nona) en la cual se reemprende el trabajo hasta la hora de Vísperas (18 h) en la cual se celebra la tercera misa del día. A continuación de ésta, se realiza una cena frugal en el refectorio, tras lo cual se suele rezar en el templo hasta la hora de Completas (21 h), en la cual los monjes pueden acostarse.

 

La principal autoridad de un monasterio es el padre abad, el cual dirige este pequeño universo y toma las decisiones importantes, auxiliado por la Revelación Divina, la Regla de la Orden y el prior. Éste es el segundo en el poder, y reemplaza al abad cuando no puede ejercer sus funciones. Otros cargos importantes en un monasterio son el hermano deán, encargado de los asuntos económicos, y el hermano claustral, encargado de mantener la disciplina y el cumplimiento de la Regla entre los monjes.

 

Los hermanos se dividen en monjes y novicios. Los segundos deben pasar un tiempo determinado como tales antes de aspirar a la categoría de monjes. Según las órdenes, este periodo varía de uno a cuatro años.

Salvo los altos cargos del monasterio, que duermen en celdas individuales, la mayoría de los monjes lo hacen en la sala común, para evitar caer en la tentación, o que las diablesas de la lujuria les ataquen por la noche, en sus sueños, robándoles la semilla con la que fecundarán nuevos diablos.

Algún monje hay que, consciente de sus flaquezas, se hace atar las manos cada noche, para evitar caer en el pecado de Onan. Los muebles son escasos: la mesa y los bancos del refectorio, la silla y atril de trabajo del scriptorium y los asientos de la sala capitular. Los monjes no tienen nada, por muy rico que sea su monasterio. Así que aparte de la cama y de una pequeña arca, donde guardar una muda de su hábito y su ropa interior ningún otro mobiliario utilizan. ¿Acaso necesitan más? En las celdas individuales y en la hostelería del

monasterio hay, aparte de una cama para dormir y un arcón para guardar la ropa y las pertenencias, una silla, una mesa y un reclinatorio para orar en privado.

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                                                "Este texto esta extraído del Manual del  juego de Rol Aquelarre 3ªEd. de Ricard Ibañez"

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